Joaquín Baranda y Quijano Nació
en Campeche, en 1840 (n. Mérida, Yucatán; 7 de mayo de 1840 - Ciudad de México;
21 de mayo de 1909), político, escritor, historiador y maestro mexicano, hijo
de Pedro Sainz de Baranda y Borreiro y de doña Joaquina de Quijano y Cosgaya.
Fue hermano del general Pedro Baranda, quien jugó un papel importante en la
erección de los Estados de Campeche (1862) y Morelos (1869), siendo el primer
gobernador de este último estado. Fue también tío abuelo de José María Pino
Suárez quien sería vicepresidente de México (1911-1913).
Cursó estudios de leyes y
fue catedrático de retórica y poética del Instituto Campechano.
Estudió la carrera de
abogado en su ciudad natal, su trayectoria profesional lo llevó a ocupar cargos
importantes del poder judicial en Campeche, Tamaulipas, Yucatán, Tabasco y
Chiapas. En 1882 fue nombrado Ministro de Justicia e Instrucción Pública por el
presidente Manuel González y, ratificado en el cargo por el presidente Porfirio
Díaz, permaneció en él hasta 1901. Es el funcionario que por mayor tiempo ha
sido responsable de la educación del pueblo mexicano.
Durante su gestión se
celebró el primero y el segundo Congreso Nacional de Instrucción Pública, el
número y la calidad de las escuelas se incrementó, la educación normal alcanzó
niveles sin precedente y se dictaron diferentes leyes para cuidar de la
correcta realización de los avances educativos bajo la vigilancia del Estado,
particularmente el precepto de obligatoriedad de la enseñanza primaria
elemental.
Baranda perteneció a la
Academia Mexicana de la Lengua, correspondiente de la Española y colaboró en la
reorganización de la Biblioteca Nacional.
Entre
sus escritos se encuentran:
Los
derechos diferenciales (1868)
La
cuestión de Belice (1873)
Discursos,
obras diversas (1845)
Algunos
discursos patrióticos (1899)
Recordaciones
históricas.
Publicó su Discurso sobre la
poesía mexicana (Campeche, 1866), pronunciado en la clausura solemne de las
cátedras del Instituto. Al triunfo de la República en 1867 se le nombró Juez de
Primera Instancia. Es diputado en 1867 y senador en 1881. El presidente Manuel
González le confió la cartera de Justicia e Instrucción pública el 15 de
septiembre de 1882, puesto en que le confirmó el presidente, general Porfirio
Díaz.
Promotor de la ley de
instrucción pública gratuita laica y obligatoria; creó varias escuelas normales
para hombres y mujeres; reorganizó las facultades de Derecho, Medicina y
Ciencias y las escuelas de Agricultura, Veterinaria, Artes y Oficios, Comercio
y Música, y fundó varios museos y bibliotecas. Fue Miembro de la Academia
Mexicana.
Tenía ante sí la tarea de
realizar pronta y eficazmente las públicas y reiteradas exigencias que en
materia de educación los pedagogos de fines del siglo habían hecho circular por
todo el país. Y Baranda estuvo a la altura de su elevado cargo: comprendió, con
desusada perspicacia, el problema de la educación nacional y tuvo la requerida
la posibilidad política para plantearlo y resolverlo en la medida que lo
permitieron las circunstancias históricas de la época.
Estaba convencido de que la
educación es factor imprescindible en el progreso y bienestar de los hombres;
de que la escuela, por ende, en un país democrático, debe llevarse a todos los
confines de la patria, pues sólo por este medio es posible crear la verdadera
unidad nacional; pero de que esto no es posible, si antes no se fundan
instituciones adecuadas para la formación de maestros y un órgano
administrativo que venga a controlar y uniformar la enseñanza. "La
instrucción pública, dice Baranda, en la Memoria presentada al Congreso en
marzo de 1887, está llamada a asegurar las instituciones democráticas, a desarrollar
los sentimientos patrióticos y a realizar el progreso moral y material de
nuestra patria.
El primero de esos deberes
es educar al pueblo, y por esto, sin olvidar la instrucción preparatoria y
profesional que ha recibido el impulso que demanda la civilización actual, el
Ejecutivo se ha ocupado de preferencia de la instrucción primaria, que es la
instrucción democrática, porque prepara el mayor número de buenos ciudadanos;
pero, comprendiendo que esta propaganda civilizadora no podría dar los resultados
con que se envanecen las naciones cultas sin formar previamente al maestro,
inspirándole la idea levantada de su misión, el Ejecutivo ha realizado el fin
el pensamiento de establecer la Escuela Normal para Profesores".