martes, 22 de enero de 2013

Los liberales y el proyecto educativo: vientos de cambio



“A partir de la segunda mitad del siglo xix los liberales concentraron sus esfuerzos en diseñar un proyecto educativo moderno bajo la dirección del Estado.

 La idea central era formar a los niños en la escuela, es decir, contar con una educación formal, la cual debía de atender de manera especial la formación cívica del niño”

 

Los años que van de 1856 a 1867 constituyen un período de gran actividad en materia de legislación educativa.

 

Juárez, a la cabeza de un destacado grupo de liberales, consideraba más que urgente pasar de las meras iniciativas a la normatividad en materia educativa; sin embargo, mucho de lo propuesto ya se había planteado anteriormente, pero ahora se daba fuerza a estas ideas al incluirlas en la Constitución de 1857.


El tema educativo quedó incluido en el art. 3°:“La enseñanza es libre; la ley determinará qué profesiones necesitan título para su ejercicio y con que requisitos se debe expedir”.

 

En 1856 se establece la secundaria para niñas, importante iniciativa que coloca la primera piedra en la construcción de la formación de las futuras maestras.

 Para el año de 1857 se dan las bases para la fundación de escuelas normales.

 
Después de concluir la guerra de Tres Años, en 1861 se promulga La Ley de Instrucción Pública para el Distrito Federal y los Territorios Federales, la cual establece un nuevo plan de estudios para la educación primaria.

 

Los aspectos de orden cívico son considerados en la asignatura “Lectura y leyes fundamentales”; es evidente el interés de los liberales por dar a conocer la nueva legislación liberal entre los niños. En este mismo plan,  las asignaturas “catecismo religioso” e “historia sagrada” son eliminadas definitivamente del currículo escolar por obvias razones como consecuencia de la separación de la Iglesia del Estado suscitado en el año 1859.

 

En su lugar, se establece la materia de “moral”, que se aboca a la enseñanza de los principios morales y que se mantendrá hasta finales del siglo XlX.

 

La línea estaba trazada; como lo anota Josefina Vázquez: “había que arrancar la educación de las garras del clero y difundir ampliamente la enseñanza”.  La política educativa liberal avanza en 1867, se presenta La Ley Orgánica de Instrucción Pública, la cual señala que la instrucción pública es gratuita para los pobres y es obligatoria; la enseñanza religiosa desaparece totalmente, por lo menos en la legislación.

 

Dos años más tarde 1869 se publica La Ley Reglamentaria de Instrucción Pública, que establece la creación de la Escuela Nacional Preparatoria, así como una serie de cambios en los planes del nivel primario y preparatorio.

 

El escenario educativo se había transformado, aunque básicamente en materia normativa; la realidad educativa aún estaba es espera del gran cambio; se requería de un presupuesto importante para transformar la precaria educación del país.

Los esfuerzos fueron constantes y no se veía el desánimo entre los convencidos de las bondades de la educación.

Ernesto Meneses señala que,  desde 1823 hasta 1865, se aplicaron ocho planes de estudio para primaria, en los cuales las asignaturas básicas eran: Lectura, Escritura, Aritmética y Catecismo Político.
 

 Es decir, la enseñanza de materias básicas para la formación elemental, pero también algunas nociones de educación cívica; todo ello fue considerado por los políticos e interesados en promover un proyecto, programa o solo algunas líneas sobre la educación. Así, desde que México obtuvo su Independencia, el tema ha estado sobre la mesa.

Con la Restauración de la República en 1867, las asignaturas de Urbanidad y Moral tuvieron a su cargo la formación de valores en el niño; al mismo tiempo se incluyó Rudimentos de Geografía e Historia.

La formación cívico-histórica del futuro ciudadano avanzaba sobre camino firme, los liberales contaban ya con la base normativa para la construcción del gran proyecto educativo liberal.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario